Apuntes en tiempos de veganismo despolitizado : ¿Cómo el veganismo aún puede significar resistencia?
Hoy, 1 de Noviembre hace un poco más de 20 años, se celebra el día mundial del veganismo. Día instaurado en un contexto totalmente ajeno al nuestro, celebrando los 50 años de ese entonces de la sociedad vegana en reino unido. Pese a toda la distancia política que tenemos desde este territorio, creemos que de todas formas, hay algo, quizás la esencia misma del veganismo, en cualquier lugar que se lleve a la práctica, significa cuestionar el antropocentrismo aprendido y renunciar a comodidades.
En tiempos donde el veganismo se sigue haciendo cada vez más popular como sinónimo de alimentación saludable, por instagrams y blogs europeos con fotos de comidas con ingredientes carísimos y que no tenemos idea donde conseguir acá en Abya Yala, donde hoy mismo toda las personas están compartiendo fotos de comida por celebrar el día del veganismo, donde sabemos que el capitalismo verde avanza y avanza, donde el veganismo de consumo ya tiene su espacio asegurado totalmente, pese a todas las contradicciones que tenemos encima porque también consumimos, porque también compramos y porque vivimos en esta ciudad llena de esmog.
¿Cuál es entonces la resistencia del veganismo actual? . Creemos que la misma que ha sido siempre: Rechazar la normalidad con todo lo que significa, principalmente lo natural y normal que nos imponen de los consumos en nuestra alimentación: lo necesario de la leche, lo necesario de la carne, lo necesario de los huevos. La imposición de las 'tres N' como dice Melanie Joy: Normal, natural, necesario.
Resistencia en un mundo que nos bombardea con su publicidad especista para llevar animales muertos a nuestros cuerpos, en un mundo donde todas las empresas explotadoras en la industria animal tiene rostros y dibujitos de animales nohumanos felices. Resistencia a la hegemonía alimentaria, que como todo poder hegemónico, destruye, invisibiliza, arrasa, explota y mata otras formas, otras existencias, otras dinámicas.
Resistencia al antropocentrismo, que tenemos impregnado, pero que luchamos todos los días con nosotras mismas, entre nosotras mismas para intentar destruir y salirnos, pero sobre todo cuestionar todo lo que nos han impuesto como humanidad.
Resistencia a la comodidad, porque el veganismo significa sí o sí renunciar a los privilegios que tenemos por nacer en esta especie humana y tener todo a nuestro favor desde el momento de nacer: todo el resto de animales ahí están para ser usados como alimento, como zapatos o para experimentar para nuestro beneficio. Resistencia a la comodidad porque ahora pensamos lo que comemos, la ciudad parece no tan cómoda como antes, no hay tanta oferta a la hora del comprar y nos volvemos a dar cuenta de nuestro privilegio humano en cada vuelta por la ciudad.
Cuando tomamos el veganismo, el mundo se hace menos cómodo con nuestras prácticas y consumos, y eso es lo mínimo y básico que podemos hacer si queremos empezar con prácticas antiespecistas: cuestionarnos, salir de nuestra comodidad eterna.
Amor y anarquía.
Extraido de : Proyecto Fresia